Antes nos casábamos hasta que la muerte nos separe, hoy nos casamos hasta que el amor muera. El matrimonio solía ser un lugar donde teníamos seguridad financiera, hoy es un lugar donde buscamos seguridad emocional. Es un cambio fundamental. Y el divorcio también ha cambiado: necesitamos poder irnos para poder elegir quedarnos.
Hay un gran dilema en las relaciones amorosas de hoy: parece que hay una crisis de deseo cuando el romance entra en una relación. El deseo como propiedad, el deseo como expresión de nuestra individualidad, nuestra libre elección, nuestras preferencias, nuestra identidad.
E aquí algunas preguntas que deberíamos hacernos a nosotros mismos y a nuestras parejas con honestidad y regularidad:
¿La intimidad garantiza el buen sexo? ¿Por qué? ¿Por qué no?
¿Podemos desear lo que ya tenemos? ¿Qué he dejado de desear en el otro? ¿Porqué?
¿Por qué lo prohibido es tan erótico?
¿Qué hace que el deseo sea tan importante a la hora de traspasar los límites?
¿Qué siento cuando amo?
Y cuando deseo algo, ¿qué es diferente?
Necesitamos crear un marco para nuestras relaciones con los demás en el que podamos encontrarnos en nuestra realidad y nuestra propia verdad. Donde nos damos la libertad de descubrir más conectando con el otro y viceversa: donde no pedimos al otro que mienta, donde nos sentimos animados y al mismo tiempo animamos al otro a expresar sus sentimientos. Donde exploramos abiertamente y a fondo las normas, los valores, las necesidades, la filosofía de la vida, los sueños, los deseos y los anhelos del otro.
"Te quiero
y porque te quiero,
prefiero que me odies por decirte la verdad
que adorarme por decirte mentiras".
Pietro Aretino
Redefinir la monogamia
Es limitante considerar la monogamia como la medida más importante del amor, el compromiso o el éxito en una relación. Parece que se le da la mayor importancia al sexo y apenas se reconocen otras formas de compromiso.
La monogamia no sólo consiste en no romper las reglas y no abusar de la confianza, sino también en la forma de estar juntos como pareja erótica.
Tenemos que comprometernos más con el compromiso y el noviazgo, en lugar de comprometernos a no volver a tener intimidad con otra persona.
Necesitamos otros modelos y moral que respiren, que estén vivos, que cambien y prosperen.
Las parejas deberían (re)definir la monogamia por sí mismas como un compromiso emocional primario que puede o no incluir la exclusividad sexual. Sin embargo, esto es visto como imposible por muchas personas.
Según los estudios de las parejas homosexuales, la exclusividad sexual no es lo suficientemente importante como para destruir una relación, ni es todo lo que una relación puede ofrecer.
La monogamia siempre ha sido una cuestión más abierta para las parejas homosexuales. Es raro que las parejas homosexuales se den cuenta años después de que están en lados opuestos de esta cuestión. Y esto se debe a que la monogamia es una "configuración por defecto" en las relaciones heterosexuales.
En las parejas heterosexuales, la monogamia se da por supuesta, y así ocurre que años después los miembros de la pareja se dan cuenta de que, o bien han adquirido un compromiso que no pueden mantener porque se dejaron llevar por la concepción cultural general del principio, o bien que se han comprometido con alguien que no es capaz de mantener ese compromiso porque no han sido capaces de mantener una conversación sobre si es un compromiso que realmente quieren asumir.
Las parejas que tienen buenas relaciones monógamas son parejas que han hablado de ello, que no lo han asumido sin más, sino que lo han negociado desde el principio y a lo largo de los años. Estas negociaciones van mucho más allá del "si te pillo, estás muerto", porque son conversaciones que no invitan a la otra persona a mentir. Han encontrado para sí mismos una redefinición de la monogamia, que puede significar una enorme libertad para los individuos y la pareja en conjunto.
Me gustaría concluir nuestro viaje en torno al tema de la infidelidad en las relaciones íntimas con este resumen:
La mayoría de las veces, las relaciones fracasan porque pensamos que una vez que conocemos a alguien, se quedará así para siempre.
Debemos entablar y desarrollar relaciones en las que el verdadero compromiso se base en la promesa de intentar conocer al otro cada día con curiosidad y asombro, un encuentro benévolo para descubrir más del otro, atreviéndonos a ser plenamente la persona que somos. Se trata de recordar quiénes éramos y de atrevernos a ser quienes éramos antes de que el miedo al dolor, la pérdida y la lucha nos separara de lo que realmente somos.
Tenemos que dejar espacio para que ambos estén vivos. Esto incluye un compromiso radical para apoyar la verdad y la grandeza del otro.
Creo sinceramente que si nos mantenemos vulnerables y en contacto en la relación, podemos pasar toda la vida con alguien descubriendo quiénes somos realmente sin tener que buscar en otra parte esa extensión del alma.
El placer profundo, la intimidad profunda, la realización personal y la expresión creativa son algunos de los mayores regalos de la vida que puede ofrecer este tipo de vínculo.
Rezo para que cada uno de nosotros encuentre el valor en su corazón para hacerlo.
Preguntas para la reflexión:
¿Qué respuestas has encontrado a las preguntas planteadas en el texto?
¿La intimidad garantiza el buen sexo? ¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Cómo?
¿Podemos desear lo que ya tenemos? ¿Qué dejaste de desear de tu pareja? ¿Porqué?
¿Por qué lo prohibido es tan erótico?
¿Qué hace que el deseo sea tan importante?
¿Qué sientes cuando amas?
Y cuando deseas, ¿en qué se diferencia del amor?
¿Qué cosas preferirías mentir a tu pareja para que te acepte que decirle la verdad, aun a riesgo de que e rechace?
¿Qué harías diferente si tuvieras que redefinirte?
¿Quién eras antes de perderte en la relación?
¿Cómo querrías redefinir tu relación?
Fuentes:
Conferencia 045: El conflicto entre los deseos conscientes e inconscientes
"El dilema de la pareja" - Esther Perel
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